“La nueva economía ... permanecerá atrincherada hasta que la ideología de supremacismo corporativo que la apuntala sea identificada, aislada y puesta en cuestión.” La doctrina del shock, de cuyo prólogo sale esta frase, podría resumir el espíritu de Shock I y II.
"Shock, desde el punto de vista teatral es un espectáculo de imitación."
Este libro, reclamado como inspiración de Shock, explica con doloroso detalle cómo la venganza del capitalista decimonónico contra los que osaron reclamar un estatus humano para los que en ese momento eran proletarios, se ha hecho efectiva a finales del siglo XX y principios del XXI. La forma avanzada de ese capitalismo ha refugiado a sus protagonistas detrás de organizaciones teóricamente impersonales, con cuyo capital se ha moldeado el futuro del mundo a golpe de asesinatos, golpes de estado, torturas y guerras. Y detrás de todo ello, la insaciable avaricia, ahora disfrazada de falso liberalismo y seudodemocracia.
"Shock I y II ... muestra de forma dramática algunos hechos relacionados con el camino que ese capital, amorfo e impersonal, ha emprendido."
Shock I y II hacen suya la frase que inaugura esta crítica, y reclaman el teatro como medio para ayudar a identificar, aislar y poner en cuestión a estas organizaciones corporativas. Basado en el hecho de que el conocimiento crítico es revolucionario, muestra de forma dramática algunos hechos relacionados con el camino que ese capital, amorfo e impersonal, ha emprendido. Un camino lleno de muertos y torturados. Y de países desestructurados con la intención de manejar su futuro a conveniencia. Y Shock lo hace con la esperanza de que saberlo nos ayudará a combatirlo. No puedo estar más de acuerdo. Desenmascarar a sicópatas y sociópatas como Milton Friedman, los Chicago Boys, Donald Rumsfeld y un horrible etc, es imprescindible. Y el medio, como decía antes, es ahora el teatro. Así que, habiendo dejado clara mi postura ética y polìtica, ... hablemos de teatro.
"... no puedo engañarme y cerrar los ojos aceptando que lo que es moralmente necesario tiene por fuerza que ser artísticamente correcto."
¿Como escribir una crítica teatral ante una obra que es moralmente justa? No es fácil, en estas circunstancias, separar lo político de lo teatral. Pero lo cierto es que, por formación y por convencimiento, no puedo engañarme y cerrar los ojos aceptando que lo que es moralmente necesario tiene por fuerza que ser artísticamente correcto. No tengo nada parecido a un currículum como el de Lima o cualquiera de los intérpretes que hacen Shock I y II. Y sin embargo, lo que sé de teatro, se ha ido construyendo sobre la premisa de que la ideología es una cosa, la verdad histórica es otra, la absolutamente necesaria denuncia y rechazo de las actitudes totalitarias y de los atentados contra los demás, es otra ... y el teatro, otra totalmente distinta.
No puedo refugiarme en la radical necesidad ética y política de la denuncia de las barbaridades cometidas por Kissinger, Blackwater, o Halliburton, para defender una puesta en escena determinada. Una cosa es contar unos hechos abominables desde el convencimiento político y ético de que hay que tomar posición frente a ellos y denunciarlos. Otra hacer teatro. Y pueden ir juntos. Pero no a costa de hacer desaparecer el teatro.
Por ello, admirando profundamente a Lima, Antonio Durán, Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa por su trayectoria, o su lucha, o ambos; y aceptando este acto de denuncia como legítima en tanto que acto de denuncia, no puedo dejar de pensar que hace falta algo más que una reunión en un salón al estilo naturalista, o un intérprete que toca el piano, o un exceso expresivo intentando imitar a un futbolista o a una estrella del Rock and Roll.
"... [en] el ecosistema teatral español ... la crítica se considera de mal gusto ... debido a esa posición esencialmente conservadora ... el teatro español no avanza más allá de su autocomplacencia acrítica."
Y la razón es que, desde la doctrina del “perro no come carne de perro”, nos encontramos con que el ecosistema teatral español está poblado de gente que en público se alaba recíprocamente, que la crítica se considera de mal gusto, y que, debido a esa posición esencialmente conservadora- aunque sea de izquierdas -, el teatro español no avanza más allá de su autocomplacencia acrítica. Acrítico y libertario son, para mí, conceptos contradictorios. Y, entre uno y otro, escojo el segundo.
"... no vi ... que el comportamiento (la conducta como instrumento técnico-interpretativo) dijera algo verdaderamente radical de esos personajes"
Si la propuesta quería ser radical, crítica, y éticamente valiente, ¿por qué, además de denunciar las barbaridades cometidas, no vi, por ejemplo, una reunión de los chicago boys en la que el comportamiento (la conducta como instrumento técnico-interpretativo einesiano) dijera algo verdaderamente radical de esos personajes? Lejos de ello, hablaban buscando naturalidad y realismo. No había riesgo. ¿No es una forma extraña de denunciar? Si nuestra actitud técnica no es radical, ¿no pierde valor la denuncia política que hay detrás? Quiero decir que, si los guionistas están haciendo un docudrama, esta forma de trabajar no pasa de documental dramatizado. ¿Es posible hacer un monólogo sobre la tortura simplemente leyéndolo, incluso aunque contenga pausas expresivas de alto nivel? ¿Es ése el trabajo de un actor? ¿Declamar con patetismo? ¿Por qué no sangró – metaforicamente hablando - el libro? ¿Por qué no rezumó dolor y contradicción la interpretación al piano? ¿Por qué la parodia de Elvis o del futbolista no tuvieron un elemento revolucionario desde el punto de vista de la representación, y se quedaron en una imitación televisiva? Mi perplejidad es aún más profunda sabiendo que el elenco es de lujo, desde los dramaturgos hasta los intérpretes, pasando por el director. No sé cuantos Max habrá reunidos ahí, pero seguro que muchos más de los que me puedo imaginar.
"... hablaban buscando naturalidad y realismo. No había riesgo. ¿No es una forma extraña de denunciar? Si nuestra actitud técnica no es radical, ¿no pierde valor la denuncia política que hay detrás?"
"La mayor parte del trabajo se basa en la imitación realista de personajes históricos, con el único parámetro de la fidelidad al personaje real. Pero eso ¿es teatro?"
Shock, desde el punto de vista teatral es un espectáculo de imitación. La mayor parte del trabajo se basa en la imitación realista de personajes históricos, con el único parámetro de la fidelidad al personaje real. Pero eso ¿es teatro? Carlos Latre es un hombre con unas capacidades prodigiosas. Y disfruto mucho viéndolo. ¿Pero es teatro lo que hace? Yo creo que no. Es un imitador y su show es un show de imitaciones. Lo cual no le resta ni un ápice de mérito e importancia.
Naomi Klein es periodista. Y está bien que esa apariencia de realidad de la vida esté en lo que ella cuenta, porque está relatando la vida. Pero cuando se pretende hacer eso en escena para hacer teatro, se hace a costa del propio teatro.
Cada forma de expresión tiene un lenguaje. El teatro tiene el suyo. Nuestra obligación es reivindicar su lenguaje propio.
Estas obras siguen en escena hasta el 13 de Junio. ¿Te gustaría verlas?
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Enlaces:
Centro Dramático Nacional:
RTVE reportaje sobre Shock:
Entrevista con Andrés Lima:
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