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El Anticristo.

“La Poesía pasará como un animal desconocido por la ciudad llena de bruma”

Juan Gelman. Velorio del Solo


Invocación

Sombras y destellos ocultos Luz de la noche Siluetas en calles y muros Cread los nombres También en el rincón oscuro


Adiós a esas caras Adiós para siempre Ya se por fin que soy diferente


Vuestra cara es vuestra Pero ya no es mía Ahora es mueca de una deidad fría


Compartimos nada Ya no hay más nosotros Un rayo súbito mató el somos


Se me desprendieron Rutinas de antaño Las hice mías, pero era en vano


Hoy os las devuelvo Casi sin tocar Asumo que no las haré más


No iré a la oficina En el patín gris Ni usaré traje ni maletín


Tampoco al comercio En el coche verde Con uniforme azul aparente


Ni aún a la fábrica En furgón morado Escrupulosamente encerado


No pondré esa multa De guardia enfadado Que ronda con sirena y con palo


No iré a vuestras casas Ni haré las tareas De bricolaje que las alegran


No tentaré el pelo De esos hijos vuestros Bellos pero, de repente, ajenos


Ni besaré, dulce, Tu mejilla suave Porque no sé cómo llamarte


No estoy preocupado Por esa calva híbrida Ya no es para mí para quien brilla


Repentinamente Me quedé vacío Incapaz de absorber tanto olvido


De mí.


¿De mí? Soy dos espejos que os reflejan O una ventana para ojos curiosos O testigo fugaz de vuestro paso


Pero no vosotros


Adieu


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