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Publicaciones Recientes

Sala Cuarta Pared

Mayo 2021


"Y al igual que uno de los intérpretes, Fernando Delgado-Hierro, y tal vez contagiado por su inacción, a mi también me apetece tumbarme y olvidar. "


Lo mejor de la reposición de 'Cuando Caiga la Nieve' es la manta de plumas que tapiza el suelo del escenario, en la cual se intenta concentrar todo lo que hacen los intérpretes para que sus cuerpos expresen. A pesar de ello creo que acaban prisioneros de la gestualidad indeterminada y del “carácter”. Pero no les saca del apuro.


Las peripecias - en el sentido más clásico - de una urna funeraria no llaman tanto la atención como ese tapiz emplumado. Y al igual que uno de los intérpretes, Fernando Delgado-Hierro (autor e intérprete de Los Remedios, 2021), y tal vez contagiado por su inacción, a mi también me apetece tumbarme y olvidar.


"... me pregunto para qué tengo ir al teatro si lo que me van a enseñar es cómo se comporta un ser humano de la vida real. Para eso ya tengo la vida real."

La naturalidad cinematográfica, contagiado como estoy por la teoría-praxis einesiana, me aburre solemnemente, y me pregunto para qué tengo ir al teatro si lo que me van a enseñar es cómo se comporta un ser humano de la vida real. Para eso ya tengo la vida real.


"... en su poesía he encontrado cosas que me han gustado. Sin embargo en este drama de aventura inanimada falta algo de, precisamente, poesía."

Javier Vicedo es un autor teatral joven (premio Calderón de la Barca 2014 con Summer Evening) que viene de la poesía (Fidelidad de una sombra; 2015; o Ventanas a ninguna parte, 2010). Y en su poesía he encontrado cosas que me han gustado. Sin embargo en este drama de aventura inanimada falta algo de, precisamente, poesía. No en el sentido literal, sino en el sentido dramático. Algo de ritmo, de acento argumental, de riesgo.


La interpretación de Fabián Gómez Bohórquez, un habitual de Angélica Liddell, fue un canto al deseo de hacer, y eso es lo que más agradecí de la interpretación. Intentó todo lo que sabía, desde hacer apartes muy sentidos, hasta mover la cabeza mientras caminaba en un subrayado energético. Tal vez le faltó intentar lo que no sabía, y ahí hubiera empezado otra obra. Supongo que Julio Provencio, el director, no se lo pidió.


"... ante la falta de recursos verdaderamente técnicos, al menos que haya energía."

Respecto al resto del elenco, mucha energía en Juan Carlos Talavera (Aquí no hay quien viva; Amar en tiempos revueltos). Y lo resalto porque, ante la falta de recursos verdaderamente técnicos, al menos que haya energía. En Chupi Llorente - con un largo e impresionante curriculum en cine y televisión - y Fernando Delgado-Hierro, lo que ya he dicho: naturalidad televisiva o cinematográfica.


Al final, aplausos poco convencidos y vuelta al ruedo tímida de un elenco que da para mucho más, en una sala que da para mucho más.



 

¿Quieres ver más críticas?

Échale un vistazo a nuestras publicaciones anteriores:



El Perro del Hortelano

Dirección de Dominic Dromgoole

Teatro del Canal, Sala Verde

Historia De Un Jabalí o Algo De Ricardo

Dirección de Gabriel Calderón

Teatro de la Abadía



Descendimiento

De Ada Salas

Teatro de la Abadía



 

Links:



Página Web del Teatro:


La democracia está en crisis.


Esta última frase puede ser de las más repetidas en los últimos 2.500 años en occidente, en aquellos escasos periodos de tiempo en los que la democracia era un valor político preciado.


Y sin embargo es cierta.


Es posible que en la esencia de la democracia esté la crisis. Eso sería bueno en la medida en que la que esa crisis permanente pudiera provocar una (r)evolución permanente. No es el caso.


La aparición de los últimos personajes señeros en la política occidental es un clamor que nos empeñamos en obviar bajo el cliché de siempre: “son excepciones. Confirman la bondad del sistema. La democracia es defectuosa, pero no hay nada mejor”. Pero Trump, Putin, Sánchez, Ayuso, Iglesias, Maduro, y una lamentablemente larga lista confirma que no son excepciones.


Podemos pensar que las ventajas exceden los incovenientes. Que es mejor que el pueblo vote aunque sea así: polarizado; fanatizado; sin leer programas o hacerse preguntas incómodas; asumiendo que las promesas electorales no están para cumplirse porque nada lo garantiza; aceptando el gasto descomunal en publicidad electoral que nadie lee; siendo cómplices de la colocación de personas manifiestamente incapaces de hacer un trabajo serio por el bien común; admitiendo que es mejor votar a un sinvergüenza porque el del otro bando es aún peor; aceptando como democracia un voto esporádico que no tiene más poder que decidir quien tiene acceso a los presupuestos públicos, sin garantías, sin responsabilidades, sin objetivos más allá de mantener el statu quo.


¿Qué ventaja podría ser mayor que estos inconvenientes?


El 15 de mayo de 2011 el pueblo español, para ejemplo del resto del mundo, dijo que estaba harto de esas supuestas “excepciones” que eran regla por lo abundante y lo recurrente de su acontecer. Y demostró que se podía poner en pie y exigir cambio y (r)evolución.


La respuesta fue un peregrinaje de políticos y sindicalistas subvencionados paseándose por Sol para intentar hacer caja de votos entre tod@s aquell@s ciudadan@s indignad@s. Es decir, más de lo mismo. 10 años más tarde el movimiento ha sido domado y enterrado por parte del aparato estatal.


"Mañana, en Madrid, podemos empezar por votar nulo."

Cada elección es un buen momento para empezar de nuevo la (r)evolución. La insumisión pacífica, el mejor arma. Mañana, en Madrid, podemos empezar por votar nulo. Un voto nulo no es equivalente a desentederse de la política. Al contrario, cuenta como voto emitido, pero al no ser válido, no contribuye a la aberración que supone poner en el 5% el límite por debajo del cual un partido se queda sin representación. Es decir, dejar a más de 230.000 personas por cada partido que se acerque al 5% - pero quede por debajo - sin representación.


Un voto nulo masivo enviaría un mensaje claro y contundente a las personas que se pasan la vida prometiendo reformas cuando aspiran al poder, y no haciéndolas cuando lo obtienen. Y además pondría a la democracia caduca frente a frente con su contradicción máxima: ¿qué se hace cuando el pueblo dice “basta”?


Mañana, por la democracia revolucionaria, vota nulo.

Como Pasar El Invierno Del Descontento o La Historia De Dos Jabalíes


Teatro de la Abadía

Sala José Luis Alonso

Abril 2021


"Es - sin duda - lo mejor que he visto en los últimos dos años."



"... esta es la primera gran virtud de esta puesta en escena: parece simple, y sin embargo es profunda y sugerente."

Historia de un jabalí es mucho más que una historia. De hecho, son varias. Es la historia de un actor, y también la de una puesta en escena. Y la intrahistoria de Ricardo III, de Shakespeare. También la de una compañía de teatro. Y la propia puesta en escena. Es, por lo tanto, el tejido enmarañado del propio teatro: la revelación de los múltiples dentros y fueras de una representación teatral, y de su metarepresentación.


"Decir algo de ella ... es mucho más complicado que verla."

Todo esto, contado así, suena complicado. Y esta es la primera gran virtud de esta puesta en escena: parece simple, y sin embargo es profunda y sugerente. La prueba: decir algo de ella – más allá de las alabanzas o críticas incondicionales sin interés alguno – es mucho más complicado que verla. Así que empezaré por el final, aunque sea ricardianamente autodestructivo: no lean sobre ella; si aun están a tiempo, vayan a verla. Es - sin duda - lo mejor que he visto en los últimos dos años.


"Maravilloso. Con intensidad y con personalidad ... Un disfrute directo y sin imposturas."

El texto de Gabriel Calderón es descomunal. Inabordable en el mejor de los sentidos, que es el de la abundancia de sentidos. Desde sus al menos tres niveles de realidad (infinitos por lo que generan), surge una lucha a vida entre dos jabalíes: por un lado un actor exigente consigo mismo y con todos, con un punto cínico, pero brutalmente sincero. Por otro un personaje mentiroso y despiadado. No son lo mismo, y parece que - en parte - Historia de un Jabalí es el juego entre ambos. Cuando mejor aparecen las diferencias es precisamente cuando el segundo queda dibujado por las mujeres a las que ultrajó. Curiosamente, o tal vez no tanto, en ese momento se resumió la maestría de Joan Carreras. Cuando un personaje que es un actor, representa los papeles de Ricardo III que no son suyos. Maravilloso. Con intensidad y con personalidad en cada una de ellas. Un disfrute directo y sin imposturas.



Carreras es un actor intenso y valiente, con ganas de estar en escena y divertirse, jugar y buscar. Si tuviera que poner algo en la casilla del debe, tanto en la suya como en la del propio Gabriel Calderón como director, tendría que mencionar algunas acciones huérfanas de sentido, y en otras ocasiones un cierto apresuramiento con el texto. Pero es muy poco en comparación con las virtudes.


También me hubiera encantado ver esta obra con una escenografía alejada del naturalismo cinematográfico. Pero esto tampoco fue suficientemente relevante como para estropearme el goce del conjunto.


"... busqué el texto. Tardará dos meses en llegar, pero podré leerlo otra vez. Merece la pena la espera."

Y el texto: Hermoso y poderoso a partes iguales. Inteligente. Divertido a ratos y trágico otros. Con una capacidad para el ritmo y la versificación envidiables. Me fui con la sensación de que, cuando sea mayor, me encantaría poder escribir así. De hecho busqué el texto. Tardará dos meses en llegar, pero podré leerlo otra vez. Merece la pena la espera.


Lamentablemente, en teatro todo es breve. Ese Hic et nunc grotowskiano es tanto más doloroso cuanto mejor es la obra. Pero su recuerdo hará que, al menos en parte, el invierno de nuestro descontento se haga verano glorioso gracias al sol de Gabriel Calderón y Joan Carreras.




¡Esta obra esta en escena hasta el 25 de Abril!

Para comprar entradas, sigue el link:



 

¿Quieres ver más críticas?

Échale un vistazo a nuestras publicaciones anteriores:


Descendimiento

De Ada Salas

Teatro de la Abadía


El Principe Constante

Dirección de Xavier Albertí

Teatro de la Comedia


Fariña

Dirección de Tito Asorey

Teatro Cofidis Alcázar




 

Links:


Teatro Español:


Página Web de la Obra:



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elmonoinfinitoblog@gmail.com  |  Tel: 649 990 956

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